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El momento excepcional que estamos viviendo en la actualidad obliga a las empresas a adaptarse a esta nueva realidad en la que el trabajo remoto se ha convertido en la (casi) única opción de un día para otro.
Cualquier compañía que pueda permitir que su plantilla sea completamente efectiva trabajando en remoto debe hacerlo, más allá de que esta crisis actual haya pasado. Es un imperativo moral. Pero eso no significa que vaya a ser fácil, o que la caótica y estresante primera impresión que están teniendo algunas empresas no les empuje a dejar de seguir intentándolo.
Para dar sentido a este viaje, a continuación analizamos la evolución de la gestión del trabajo deslocalizado a través del concepto de niveles de trabajo distribuido.