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Esta no es una publicación habitual de resolución de año nuevo: organícese, estresarse menos, más gimnasia, menos fumar, mejor dieta, etc. Eso usualmente no funciona, los resultados suelen terminar en el extremo inferior de las prioridades y luego pretendemos convencernos de que nunca nos hemos planteado ningún objetivos y luego lo justificamos diciendo que nadie cumple sus propósitos de inicio de año de todos modos. De hecho, esto ha llegado a ser un lugar común y se ha convertido en un cliché. Así que en este artículo no vamos por ese camino.
Con cada día que pasa y en cualquier época del año esa pequeña luz de conciencia que brilla a través de todos y cada uno de nosotros, esa luz se hace más grande. Estamos cada día y con cada nueva experiencia más abiertos y más capaces de ver a través del velo de la experiencia física cotidiana. Somos mejores siendo más intencionales, somos cada vez más conscientes de que el único control que tenemos es sobre nuestras reacciones, actitudes, puntos de vista más que sobre la vida misma.
El último aprendizaje es no ceder al miedo, sino atreverse. Y aquí hay una dirección que puedes tomar para comenzar tu descubrimiento…