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Hasta mediados de los 90 el empleado era considerado sencillamente como mano de obra útil. No se había antes investigado o indagado sobre las necesidades, preocupaciones o prioridades que el empleado podía tener en el ámbito laboral.
El compromiso, el ambiente de trabajo, la felicidad o el reconocimiento ni se estaban cuestionando ni se estaba planteando que pudieran tener un efecto directo sobre la empresa y el rendimiento y la consecuencia de objetivos de los mismos.
Que ha habido un cambio en el pensamiento de todos los españoles desde los años 90 es algo evidente y que han sido 3 décadas cargadas de terribles acontecimientos que sin duda han marcado nuestra manera de ver las cosas, pero también de increíbles avances que han cambiado el método de hacerlas…